Sobre os oficios e as profesións dos escritores


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O escritor e profesor colombiano José Luis Díaz-Granados publicou en Círculo de Poesía. Revista electrónica de literatura un interesante artigo intitulado «Literatura extraliteraria» que fai un repaso sobre os oficios e as profesións que nada teñen a ver coa literatura de moitos escritores de sona mundial. Este texto faime lembrar aquela lapela dos Cantos caucanos (Sotelo Blanco, 1985) de Antón Avilés de Taramancos, do que estes días andan a conmemorar en Noia o seu vinte cabodano. Alén de taberneiro, dicíase que fora tamén comerciante, domador de cabalos, contrabandista, cazador ou traficante de cabezas reducidas: “cacei tigres para lle vende-lo pelico ós gringos, trafeguei con cabezas reducidas, fixen churros nas feiras, fun afiador, guerrilleiro…”. Con certeza hai moita lenda ou moito conto nas palabras de Antón Avilés de Taramancos, que a min sempre me lembraron a azarosa vida do poeta Arthur Rimbaud, que lera na biografía de Enid Starkie publicada por Siruela en 2007.
Velaquí os primeiros parágrafos de «Literatura extraliteraria», de José Luis Díaz-Granados.
LITERATURA EXTRALITERARIA
«A veces nos sorprendemos cuando descubrimos que algunos de nuestros escritores predilectos han sido (o son) oficiantes o profesionales de algo que nada tiene que ver con la literatura. Por ejemplo, cuando nos enteramos que Wallace Stevens, el admirado autor de El hombre de la guitarra triste y Las auroras de otoño, era vicepresidente de una compañía de seguros, que William Carlos Williams era médico pediatra, que Juan Benet era ingeniero de caminos, canales y puertos, o que Jaime Gil de Biedma era exportador de tabaco en Filipinas, para no hablar de Rimbaud, contrabandista de armas en África o de Francois Villon, ladrón, salteador de caminos y bandolero.
Pero aún más sorprendente resulta encontrarse con libros, folletos o páginas dispersas, cuyos temas en nada se acercan al arte literario y que sin embargo han sido producidos por escritores reconocidos. Es el caso de Daniel Defoe (1661-1731), el célebre autor de Robinson Crusoe, hombre multifacético que negoció con licores, tabacos, tejidos, ostras, pipas y rapé, que fue inversionista en barcos mercantes, administrador del sistema monetario inglés y agente secreto de la Corona. Publicó trescientos libros, de los cuales escasamente recordamos, además del ya citado, a Moll Flanders y El diario del año de la peste; pero entre los doscientos noventa y siete restantes, encontramos uno que trata sobre la emancipación de la mujer, otro sobre la construcción de unos caminos y otro contra las leyes británicas, “Leyes-telarañas que atrapan a las moscas pequeñas y dejan pasar a las grandes”. También escribió sobre el maltrato de los ingleses a los inmigrantes de Holanda y una Guía completa para el éxito en los negocios».

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