Despídome sensiblemente de Chavela Vargas


Sobran as miñas palabras. Adeus a Chavela Vargas, da que sempre gostei (moito antes de que o cineasta manchego Pedro Almódovar -fermosa a súa carta de despedida- en Tacones lejanos (1991) ou La flor de mi secreto (1995) a rescatase para o gran público) e a quen mesmo seguía os seus divertidos e simpáticos comentarios na súa conta do twitter.
Na súa memoria reproduzo a inesquecible, como tantas outras, «Las Simples Cosas» ou «Canción de las Simples Cosas», do seu magnífico disco de sons prehispánicos Cupaima (2006), e cuxa letra é de Armando Tejada Gómez e César Isella (dos que tamén me encanta o seu «Canto con todos»).
Las Simples Cosas
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol en tiempos de otoño queda sin sus hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demorate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa servida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demorate aquí …por eso muchacho …
Demorate aquí …por eso muchacho …

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