Marc Chagall, na lembranza da mocidade


Os mércores adoito viaxar á vila de Cee (que hoxe atopei revolta pola moción de censura ao “presunto” corrupto do alcalde que se debatirá mañá, mais iso non será obxecto desta anotación). O caso é que na viaxe escoito o programa Diario Cultural da Radio Galega, que dirixe a poeta Ana Romaní. Un dos seus microespazo habituais os mércores está protagonizado pola miña crítica de arte preferida, Natalia Poncela, quen hoxe falou en primeiro lugar da exposición do pintor francés de orixe bielorrusa Marc Chagall (ou Mark Zajárovich Shagal, Vitebsk, 1887-Saint-Paul de Vence, 1985) que se presenta en Madrid desde o 14 de febreiro no Museo Thyssen-Bornemisza e tamén na Fundación Caja Madrid. As palabras de Natalia, de quen sempre aprendo, poden escoitarse nos últimos minutos do programa nesta ligazón.
Coa escoita entráronme as ansias de regresar a Madrid antes de que pechen a devandita mostra. Marc Chagall entrou moi cedo na miña vida, mais sen eu saber que se trataba dun pintor surrealista de moita sona. Souben do seu nome aos dezaseis ou dezasete anos escoitando unha e outra vez as cancións do meu amado Silvio Rodríguez, en concreto «Óleo de mujer con sombrero», que pertencía ao primeiro disco que tiven gravado en fita magnetofónica até que estragou e xa o merquei en orixinal e que se intitulaba Al final de este viaje (1978). Seica nun concerto Silvio Rodríguez explicou a historia da canción:
“Uno de mis primeros oficios fue el de dibujante: hacía historietas cómicas. Y de ahí me nació una afición, un amor en general hacia las artes plásticas. Recuerdo que me gustaba mucho especialmente un pintor ruso llamado Marc Chagall, quien vive todavía. Me gustaba por la fantasía, por el colorido, por la figuración tan personal y característica de su pintura. Recuerdo también que una vez descubrí un cuadro de él que entre otras cosas representaba a una mujer con un sombrero blanco y una pluma colorada, que me gustó mucho; y también recuerdo, valga la redundancia, que unos años después en, en los carnavales de La Habana de 1970, conocí a una mujer con un sombrero blanco y una pluma colorada que me gustó mucho más. Por eso siempre digo, cuando canto esta canción, que se debe a mi afición a las artes plásticas. Y por eso también la titulé «Óleo de mujer con sombrero»”.
Óleo de mujer con sombrero
Una mujer se ha perdido
conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.
La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
Una mujer innombrable
huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas,
blasfemo una nota y apago el reloj.
Qué me tenga cuidado el amor,
que le puedo cantar su canción.
Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir.

Silvio Rodríguez

(«Óleo de mujer con sombrero» cantada por Silvio Rodríguez, filmado en Habana, Cuba pola televisión sueca en 1976. Fotógrafo: Gunnar Källström. Son: Peter Hennix. «Óleo de mujer con sombrero» é unha das tres cancións de Silvio, que apareceron no documental sueco/cubano «Música Cubana», emitido en Suecia 1978)

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