Poemas (XXI): «El oficio de vivir», do libro El común de los mortales, de Jorge Riechmann


A poesía política non está morta nin moito menos. Resulta moi interesante o artigo de hoxe no xornal madrileño Público no que o poeta Jorge Riechmann (Madrid, 1962) fala do seu último libro El común de los mortales, editado por Tusquets, na súa colección Marginales. Riechmann, que é profesor de Filosofía Moral na Universidad Autónoma de Madrid e militante de Ecologistas en Acción e de Izquierda Anticapitalista, realiza neste libro (con máis profundidade ca noutros anteriores) unha reflexión poética sobre a fin do capitalismo. Coincidimos en moito coas opinións expresadas polo profesor na entrevista e tamén co sentido cos versos do poeta, premonitorio talvez como corresponde a un vate. Pódese ler unha pequena escolma do libro nesta ligazón de Tusquets, un aperitivo para un libro que promete. E tamén podemos visitar a bitácora do poeta, de moi recente creación, denominada tratarde, que resume a expresión “tratar de comprender, tratar de ayudar”, con reflexións coma esta intitulada “Milagros en sentido laico”. Unha das razóns da creación da súa bitácora sería a decisión das autoridades académicas da UNAM de pechar o 15 de febreiro do 2012 a páxina do profesor. Desde aquí a nosa estima e a nosa solidariedade. Da escolma do volume El común de los mortales reproduzo este poema.
EL OFICIO DE VIVIR
1
UNO que no sabe sopesa sus guijarros
desplaza uno y resitúa otro
hace rodar un tercero
y así
continúa sin saber
y va escribiendo
2
Se escribe
para aprender a escribir
para aprender a vivir
para aprender a aprender
y uno no deja nunca
de ser un aprendiz
jinete de buidos animales
más sabios y expectantes y libres que sí mismo
3
Cuando hablo
yo soy de momento el profesor
pensaba Joseph Beuys
y en cuanto escucho
el alumno
El lenguaje es maestro
para el capaz de aprender
4
En el pozo del lenguaje
las oraciones por pronunciar: son infinitas
Hay quien tira dentro una piedra
y se asombra de no oír la zambullida
Hay quien saca varias veces el cubo rebosante
y se queda con sed
Hay quien se bebe la sed
porque está vivo
En el venero inagotable
el frescor del enigma
5
Nadie puede salvarse por delegación
No cabe votar a nuestros representantes
en el sanedrín de la sabiduría universal
No hay especialistas en el trabajo interminable
de irnos haciendo humanos
Los poetas no son los legisladores ocultos
de la Humanidad:
los poetas son animales minusválidos
algo menos apacibles que los demás minusválidos
La verdad es más dura
(¿por qué han de ser casi todas las verdades tan duras?):
nadie más que tú mismo
puede hacerse cargo de tu propia vida
y si tú no lo haces
se pierde el mundo
6
Necesitamos sentido
tanto como el comer
afecto
igual que el agua que bebemos
y poesía
con la misma urgencia que el oxígeno
que baña los pulmones
pero cegados por los abrasadores líquidos
del goce y del dinero no lo vemos
ni lo sentimos
ni lo entendemos

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